miércoles, 23 de octubre de 2013

¡Felicidades: Cooperadores/as!


         Cada tiempo nos ofrece un nuevo reto.

        Atentos a lo que la Iglesia necesita, nos enfrentamos con ilusión y esperanza a renovar cada día nuestra fe y a la luz del Evangelio, ir haciendo posible “irradiar a Cristo” en todos los lugares y acciones en los que trasncurre nuestro día a día. 
       El día del Cooperador ha de ser motivo de comunión para alcanzar por medio de la oración los dones del Espíritu Santo y la intercesión de nuestra Madre Inmaculada, que nos ayuden a ser el fermento que tanto se necesita en el momento actual.

        Agradecemos, en esta ocasión, a la SEDE DE ORENSE la Oración-Reflexión preparada para celebrar nuestra fiesta mañana, día 24 de Octubre.
 EL CONSEJO NACIONAL




                                    APÓSTOL
Ven y sígueme  te ha dicho el  Señor
"Quiero hacerte pescador de hombres".


Agradece sinceramente su llamada

y responde con sinceridad a su invitación.


No tengas miedo de dejar tu barca

y empezar a caminar con Él.

No te llamó para la angustia,

ni para la soledad y la frustración.

Él no quiere seguidores amargados.

o discípulos de rostro triste.


Te invita a una aventura inmensa

y a ser para siempre un apóstol enamorado.

Te llama a gozar de su intimidad

y a participar de su confianza.

Te invita a servir al mundo

y a luchar por la dignidad del hombre.


Tienes un testimonio que muchos esperan

y una palabra que es urgente pronunciar.


Nada temas.

Sus palabras están puestas en tus labios.

Déjate llevar por Él,

no te canses pensando qué vas a decir.


Recuerda que no te ha elegido por tu

simpatía, ni por tu bondad,
ni por tu inteligencia.

Es al revés: te ha elegido por tu debilidad,
para que seas capaz de manifestar tu fuerza. 

Dentro de nuestra Asociación  [la Nueva Evangelización], todo cristiano está llamado a ir al encuentro de los demás.

Nadie está excluido de la esperanza de vida, del amor de Dios. La Iglesia es enviada, a todas partes, para despertar esta esperanza, especialmente donde está obstaculizada por condiciones de vida difíciles, a veces, inhumanas, donde la esperanza no respira, se asfixia. Necesitamos el oxígeno del Evangelio, el soplo del Espíritu de Cristo resucitado, que vuelva a encender los corazones. La Iglesia es la casa donde las puertas están siempre abiertas, no sólo porque todo el mundo puede encontrar aceptación y respirar amor y la esperanza, sino también porque podemos salir y llevar este amor y la esperanza. El Espíritu Santo nos insta a dar un paso fuera de nuestra casa y nos guía hasta las periferias de la humanidad.

(Papa Francisco, 14-10-2013)



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