COOPERADORES SEGLARES
DEL DIVINO MAESTRO
Barranquilla, febrero 1 de
2014
¡Queridos hermanas y hermanos
cooperadores, reciban un fraternal saludo en Jesucristo, nuestro Divino
Maestro!
El
Espíritu Santo que siempre se manifiesta en la Iglesia, regaló al mundo el
carisma misionero y pedagógico a nuestros padres fundadores Francisco Blanco
Nájera y Madre Soledad de la Cruz, quienes a su vez esparcieron el evangelio
donde “urgía el amor de Cristo” a través de la congregación de Misioneras del
Divino Maestro y nuestra amada Asociación de Cooperadores Seglares del Divino
Maestro.
Hoy primero de febrero,
celebramos con gran regocijo los 110 años del natalicio de Nuestra Madre
Soledad. Fecha que quisiéramos que no solo la recordemos, sino que
reflexionemos profundamente cada uno de los cooperadores la VIDA Y
VOCACIÓN de esa mujer que renuncio a
todo por amor al Divino Maestro, una mujer que sin medianías y profunda
convicción quiso llevar “la luz de la verdad y el fuego del amor de Jesucristo
a los más pobres”.
“La
Madre Soledad de la Cruz, nacida al inicio del siglo XX demuestra una vez más
la importancia de la primera formación dentro de la familia. Fue una mujer sencilla, bondadosa,
comprensiva, detallista y casera. Toda su vida estuvo pendiente del más mínimo
detalle negativo en su personalidad o en su trato para buscar corregirlo. Se conquistó
a sí misma y eso hizo que se conquistaran muchos de los que estuvieron a su
lado. La vida de Madre Soledad de la Cruz estuvo llena de virtudes y defectos.
Virtudes y defectos son partes integrantes de toda persona. Los defectos llevan
a la persona a la santidad pues la obliga a superarse, a tener el mérito de
haber corregido los defectos, luchado contra ellos y vencerlos. Esto implica
tesón a pesar de las dificultades, perseverancia, sustitución de los ideales
humanos por los divinos. Su sencillez la manifestó en su total disponibilidad
frente a Dios. La eficiencia y el éxito de su labor apostólica lo atribuyó a la
entrega total en el amor hacia Dios y los demás.
Jesús era la pasión del alma de Madre Soledad,
era la pasión de su corazón, cubría toda su mente, su inteligencia. Jesús era
su único amor. Madre Soledad fue una mujer muy activa, pero silenciosa en
muchos momentos, a veces fue estricta, dura pero también fue comprensiva y
dulce; corregía pero animaba con suavidad. Una mujer que renunció al triunfo de
su persona para ser instrumento de Dios y por eso respondió con todo su pensamiento,
su alma, sus fuerzas y su vida dándole un SI completo al Señor. Madre Soledad
hizo de Cristo su Camino, su Verdad y su Vida. Sabía Madre Soledad que todas
las personas andan en busca de la verdad. Podemos acumular muchas verdades
científicas, técnicas, filosóficas, antropológicas… pero falta una verdad que
las ponga en relación, les aclare y les dé sentido. Si las personas y la
sociedad no logran una respuesta satisfactoria, entonces se puede voltear la
pregunta: ¿me busca la verdad? Si no llego a acercarme a la verdad, ¿puede ella
acercarse a mí para decirme quién es, para decirme quién soy y por qué existe
el mundo? En la verdad encontramos la felicidad. Por ello hay que agradecerle a
Madre Soledad, pues siempre insistió en buscar la verdad y la facilitó con todas
las escuelas que fundó y que siguen fundándose. La verdad no es una gran teoría
ni un sistema, ni una ideología que pretende darle respuesta a todo, la verdad
es Alguien y ese Alguien es Jesús. Hay que escucharlo, encontrarlo, conocerlo y
hablarle. El dijo ”Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. La transformación
del mundo comienza en el interior de cada persona. De la misma manera en que la
noche empieza con la primera estrella, el fuego con la primera chispa, el río
con la primera gota, el amor con el primer sueño. Madre Soledad buscaba
encender esa primera chispa, esa primera estrella, esa primera gota, ese primer
sueño para empezar una verdadera renovación social donde todos tengamos cabida.
La felicidad no se logra con medios políticos, con ideales remotos de una
sociedad perfecta. Esto lo que hace es distraer la atención de las necesidades
de las personas en el aquí y ahora. Ninguna generación presente debe ser
sacrificada en atención a la futura. Para la sociedad presente y la futura hay
que trabajar con todas nuestras fuerzas en el hoy. Para trabajar con todas las
fuerzas hay que estar convencido de la verdad. Madre Soledad sabía que
reproduciendo modelos como éste, el avance en el desarrollo, evolución y
bienestar común sería sin duda fabuloso. La ternura de Dios resplandece a
través de la historia y se convierte en estímulo espiritual a través de esta
mujer: Madre Soledad de la Cruz y de sus seguidoras de quienes dependen de modo
esencial muchas personas en el mundo para formar al hombre y la mujer nueva del
Evangelio. Su vida y su pensamiento viven y actúan como una de las grandes
fuerzas de las que está hecho el presente de cada día.”
Agradecemos
a Dios por la vida de Madre Soledad, y confiamos que su ideal seguirá
multiplicándose a través de nuestro apostolado y sobre todo, con nuestro
testimonio de vida. Que nuestra Madre Inmaculada nos guarde y nos bendiga.
Con
fraternal afecto,
Consejo
Nacional Coodima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario