Jesús Divino Maestro, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has
dicho que quien te ve, lo ve también a Él.
Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y ala
Magdalena de buscar la felicidad solamente en una criatura;
hizo llorar a Pedro después de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.
Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a
Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la
palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible,
del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro
visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan
sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz
que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por
Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado
entusiasmo, llevar la
Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los
prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la
Misericordia , a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
PAPA FRANCISCO
Agradecemos su aportación a la Sede de Baza
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